¡Es posible multiplicar el dinero!

¿Es posible multiplicar, cual Cristo, el dinero? Aunque a priori resulta poco creíble, la respuesta es sí. Y de hecho es la base del funcionamiento del sistema bancario actual. Aunque sirva de advertencia que leer este post no te hará millonario.

Se trata del coeficiente de caja. Palabro de la jerga económica que no es más que la parte de dinero líquida que deben guardar los bancos comerciales del total de sus depósitos (tu cuenta corriente o tu fondos de inversión, por ejemplo). En la Unión Europea, el Banco Central fija un mínimo del 1,5% al 2% de reserva legal. Es decir, de 100€ que prestas al banco, éste guarda 2€ (suponiendo el mínimo más alto) y tiene tus 98€ restantes listos para prestar a otro cliente. Supongamos que concede el préstamo por 98€ a alguien que compra algo, el vendedor ingresaría esos 98€ en su cuenta corriente. Con lo cual, el banco guardaría 1,96€ y podría prestar 96,04€… hasta el infinito. Finalmente, esos 100€ se han transformado por arte de magia el efecto multiplicador en 100+98+96,04+…, que es la oferta monetaria. La cual depende de la cantidad de dinero inicial (masa monetaria, o sea nuestros 100€) y de la velocidad a la que el dinero se intercambia (es decir, lo que tarde nuestro banco en prestar el dinero).

Una de las principales críticas (proveniente de la Escuela Austriaca de Economía) que recibe el sistema financiero actual es el de la iliquidez crónica de los bancos. ¿Qué ocurriría si todos los depositantes retiran su dinero del banco? Decir que un pánico de este tipo no vaya a ocurrir tiene más de fe que de realidad.

Las propuestas austriacas para solucionar el problema pasan por elevar el coeficiente de caja al 100%: en nuestro ejemplo impediría que el banco prestase los 98€, anulando el efecto multiplicador. Básicamente esto, es lo que ha propuesto recientemente un diputado británico. Es decir, que los billetes estén respaldados en mercancías, con un valor real, y no en la mera creencia que con un par de monedas podamos comprar un café.