¿Qué son y por qué se producen las crisis de deuda?
Una crisis de deuda es aquella situación en la que el Estado no puede hacer frente, llegado el vencimiento, del pago de la deuda contraída o bien el Estado no puede colocar la totalidad de la emisión en determinado momento. En España contamos con tres títulos de deuda pública, subastados mensualmente: las Letras del Tesoro, los Bonos y Obligaciones del Estado.
La crisis económica en Europa obligó a los Estados a incrementar el gasto público, principalmente para pagar los seguros públicos de desempleo y protección social. En el caso español, se literalizó esta metáfora keynesiana con el Plan E:
‘To dig holes in the ground’, paid for out of savings, will increase, not only employment, but the real national dividend of useful goods and services. KEYNES, J. M. en «Teoría General»
La financiación de este gasto adicional vía emisiones de deuda, dejaron niveles alarmantes de déficit público (diferencia entre ingresos y gastos). El Pacto de Estabilidad y Crecimiento establece como máximo el 60% de deuda pública y el 3% de déficit sobre el PIB. Si bien fue saltado a la torera por Francia y Alemania, sirve para hacernos una idea sobre los niveles deseados.
Según los datos de Eurostat, sólo diez países, entre ellos España, cumplían en 2009 estos criterios sobre finanzas públicas.
Cuando se llega a una crisis de deuda, incluso tras haber aceptado los paquetes de rescate del FMI y de la UE, existen dos alternativas fundamentales. La primera y más liviana, consiste en la reestructuración de la deuda (algo similar a renegociar una hipoteca), lo que se traduce en pagar más intereses y aplazar las fechas de vencimiento de los pagos. La segunda es más hardcore, pues se trata de realizar quitas sobre la deuda. Es decir, no pagar a los acreedores. Irlanda, por ejemplo, ya está estudiando esta opción para controlar la deuda de los bancos nacionalizados.
¿Por qué será España la próxima en caer?
The New York Times publicó hace un tiempo una infografía que mostraba la relación de deudas entre países europeos. Los datos no son de mayo de 2010. Sin embargo, las proporciones se han mantenido más o menos constantes y nos permiten ver el intrincado juego de dominó que existe entre los PIIGS.
Las caídas de Grecia e Irlanda no supusieron gran trastorno para los acreedores españoles, pues entre ellas alcanzaban sólo 17,3 millones de dólares. Sin embargo, el rescate de Portugal es harina de otro costal. De los 286 miles de millones de dólares que debe el país luso, casi un tercio están en manos españolas.
El riesgo de quita de deuda en los países intervenidos pone en jaque la sostenibilidad de las finanzas de nuestro país. Finanzas públicas, sí, pero también privadas –entre ellos los grandes bancos-.
España es demasiado grande para caer, pues con ella arrastraría a sus acreedores (Alemania, Francia y Reino Unido, las locomotoras de la Unión). Por lo tanto, Alemania hará todo lo posible (¿incluso un rescate mastodóntico?) por evitar el default español.